Perros y niños: una relación delicada

defender los perros de los ninos

Perros y niños frecuentemente conviven y hay que saber como mantener controlada esta situación. Muy frecuentemente las mascotas estaban en casa antes de que llegara el bebé. Muchas veces no se había previsto la llegada del bebé, y el perro no estaba ni siquiera acostumbrado desde la edad sensible a tolerar la presencia de un bebé.

Un bebé  es un individuo imprevisible, que se mueve muy rápidamente y que no razona en términos de riesgo.

Si os encontráis en la situación de recibir un bebé, estando un perro en familia, mis consejos son de a poco a poco, ir exponiendo el perro a otros bebés, posiblemente desde su temprana edad. Si esto no es posible, hay que procurar proponer al perro experiencias positivas con bebés y niños, bajo una estricta supervisión.

Se propone una interacción a distancia, observando las reacciones del perro, y premiandolo cuando muestra un comportamiento tranquilo.

De ninguna manera, y menos desconociendo la reacción del perro, se dejarán jugar los dos.

La interacción entre perros y niños incluso los que están ya acostumbrados recíprocamente, debe ser breve, respetuosa y aceptable desde un punto de vista canino.
El lenguaje corporal del perro nos ayuda a entender si está molesto y si su grado de estrés ha llegado a un nivel de intolerancia. Aunque hay perro que minimizan estas señales, la mayoría nos hablan a través de su forma de comunicar. Y al identificar cualquier señal de estrés hay que parar la interacción, y asegurarse que el animal se sienta confortable.

La foto a continuación, como muchas que circulan en las redes sociales como manifiesto de la perfecta convivencia entre perros y bebés, al contrario es una muestra de un estado de tolerancia forzada por parte del perro, más o menos estable o predecible según el individuo y el contexto, pero que indica ya que se ha llegado a un límite.

perro con niños